Evangelio en la calle.
Puede que la frase del Evangelio de Lucas: “lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada” (2, 7) nos suene a algo infantil y dulce y nos deje sin buscarle su lógica central. (Nótese que en ese pasaje en el que se narra el nacimiento de Jesús, aparece dos veces más lo del pesebre: vers. 12 y 16). Vamos al grano: ¿Cuál es esa lógica? Que en Jesús de Nazaret, Dios no se disfrazó de hombre reduciéndose a una idea lejana y celestial sino que se hizo cercano a aquellos y aquellas que son despreciados, perseguidos, sin trabajo, refugiados…”La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros” (Jn 1,14).
La lógica del pesebre es la proximidad de Dios con cada una de esa pobre gente que sufre el peso de la explotación, soledad o desprecio de este mundo y de nosotros mismos cuando nos dejamos llevar por la lógica de los privilegios o por nuestras exclusivas fuerzas y no confiamos plenamente en el Dios de Belén. El pesebre es una invitación contundente a romper la lógica de los fuertes y aferrarnos a la lógica de los débiles..
No seamos miopes, la lógica de este mundo es una llamada, a veces clara y a veces camuflada, a aferrarnos a los privilegios, al dinero y a la exclusión del diferente y la lógica del pesebre nos conduce irremediablemente a la compasión, inclusión y gratuidad.
El Papa Francisco en la Navidad del año pasado nos invitaba a “detenernos frente al pesebre”. Esa contemplación lleva a: 1.- Dar gracias por tantas señales de entrega desinteresada que el “Dios con nosotros” (Mt 1,23) concede a tantas y tantas personas y comunidades y a nosotros mismos. 2.- Asumir la responsabilidad que nos pertenece sin desanimarnos y sin buscar privilegios ni protagonismos. Dios se mete en el “lío”, metiéndonos a nosotros con él y 3.- Exigir el pan y trabajo que no nos esclavice y que nos permita proyectar un futuro de la mano de Dios y de nuestros hermanos.
Por favor, ¡no seamos posaderos, seamos pesebres!
.La lógica del pesebre es la proximidad de Dios con cada una de esa pobre gente que sufre el peso de la explotación, soledad o desprecio de este mundo y de nosotros mismos cuando nos dejamos llevar por la lógica de los privilegios o por nuestras exclusivas fuerzas y no confiamos plenamente en el Dios de Belén. El pesebre es una invitación contundente a romper la lógica de los fuertes y aferrarnos a la lógica de los débiles..
No seamos miopes, la lógica de este mundo es una llamada, a veces clara y a veces camuflada, a aferrarnos a los privilegios, al dinero y a la exclusión del diferente y la lógica del pesebre nos conduce irremediablemente a la compasión, inclusión y gratuidad.
El Papa Francisco en la Navidad del año pasado nos invitaba a “detenernos frente al pesebre”. Esa contemplación lleva a: 1.- Dar gracias por tantas señales de entrega desinteresada que el “Dios con nosotros” (Mt 1,23) concede a tantas y tantas personas y comunidades y a nosotros mismos. 2.- Asumir la responsabilidad que nos pertenece sin desanimarnos y sin buscar privilegios ni protagonismos. Dios se mete en el “lío”, metiéndonos a nosotros con él y 3.- Exigir el pan y trabajo que no nos esclavice y que nos permita proyectar un futuro de la mano de Dios y de nuestros hermanos.
Por favor, ¡no seamos posaderos, seamos pesebres!
Antonio Hernández-Carrillo
"TU" número 182
"TU" número 182
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