He dudado sobre qué título poner a mi reflexión sencillamente porque este militante cristiano ha realizado tantas y tantas aportaciones y tiene tantas y tantas facetas que es difícil quedarse con una sola. Desde luego, podía también haberla titulado: Rovirosa, primer militante de la HOAC o converso a Cristo y a los pobres. Rovirosa, de ayer y de hoy. También la podríamos titular así.
El 27 de Febrero de 2014 se cumplen 50 años de su muerte. Él fue el iniciador de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), movimiento que tuvo y sigue teniendo mucha trascendencia para los trabajadores y para la Iglesia. Rovirosa abandonó la fe cristiana (le resultaba un negocio bien montado) hasta que se encontró con Cristo “casualmente” en París al escuchar al Cardenal Verdier decir que el cristiano “es un especialista en Cristo” “¿Y qué sé yo de Cristo?” Se preguntó. Y de esa pregunta, tan aparentemente simple, arrancó su entusiasmo por Jesucristo que llenó por completo su vida. Su conversión, estudio, viajes, trabajo, apostolado, fuerza persuasiva, libros, artículos… santidad, no tienen sentido ninguno sin su fe en Cristo y en su mensaje.
Por eso, nosotros, que intentamos ser: obreros y cristianos, revolucionarios y místicos, contemplativos y luchadores, aceptados y controvertidos… no podemos hacer otra cosa más que darle gracias a Dios por el don que nos hizo en Guillermo; en él nos mostró a la clase obrera de entonces y a los precarios y sin trabajo de hoy (a todos los trabajadores del mundo) que podemos ser verdaderos obreros cristianos, que podemos ser también, como él, entusiastas de Cristo sin renunciar para nada a nuestra condición de pobres y parias de la tierra, al contrario, fortaleciendo así nuestro afán de lucha y de cambio de una historia de opresión o de ”globalización de la indiferencia” (como dice el Papa Francisco) por otra de liberación.
Quiero destacar de nuestro primer militante estas cuatro actitudes que siempre me han llamado la atención y que resumen su vida:
Primera: Rovirosa quería una HOAC sin protección económica extraña y sin subvenciones interesadas, que debía negarse a montar “servicios” para los obreros y, por tanto, el paternalismo, asistencialismo y beneficencia no deberían tener cabida en nuestra organización.
Segunda: La obediencia de Rovirosa a la Iglesia, sobre todo, después de ser despedido de la Comisión Nacional de la HOAC, era propia del que se siente hijo de la ella, su obediencia no es la del que intenta agradar y sonreír a cualquier precio, sino la fidelidad del que trabaja en algo que no es suyo sino de Cristo y que, por tanto, se trata de obrar siempre, siempre con lealtad.
Tercera: Lo más profundo de Rovirosa fue su mística y esta mística intentamos que sea la de la HOAC. Su poder de persuasión, fe inquebrantable, oración y Misa, incluso, diaria, le daban la fuerza necesaria para vivir el ideal tan noble de seguir a Jesucristo en el mundo obrero y de los pobres y de superar las persecuciones, la enfermedad y hasta la misma muerte.
Cuarta: Su amor a la verdad. Cosa que ya venía de su familia y que él con su conversión acentuó al máximo. Vivió para la verdad, dignidad humana, justicia, honradez. Su pensar estaba perfectamente adecuado con su obrar y la santidad obrera rondaba su vida. De tal manera era esto verdad que los que le oían hablar se quedaban llenos de admiración y con ganas de formar parte de la HOAC.
Voy a dejar hablar a Guillermo Rovirosa citando algunas frases suyas, sacadas de contexto, sin duda, pero indicadoras de su personalidad:
- “Ante Jesús no cabe indiferencia; hay que decir SÍ o NO”
- “Los apologistas del capitalismo prometen el reino de los cielos a los que se resignen; pero Jesucristo da el Reino de los Cielos a los que no se resignen y sean perseguidos”.
- “En la HOAC solo se da una cosa: Jesucristo. Pero antes hay que darse a sí mismo a la HOAC”
- “Cada día es para cada hombre un nuevo capítulo, original e inconfundible, en la aventura maravillosa de su libertad”
- “Señor, que ante la injusticia, mi corazón se rebele. Que sienta en mi alma la rabia del orden que tapa el desorden”.
- “El verdadero cristiano, por su propia naturaleza, es siempre un insatisfecho”
- “Concédeme, Oh Dios, que el pequeño detalle de cada día, de cada hora, de cada minuto no esté nunca ofuscado por la pereza, con nombre de descanso; por la avaricia, con nombre de previsión; por la cobardía, con nombre de prudencia; por la soberbia, con nombre de dignidad; por la envidia, con nombre de emulación…”
No he tratado de hacer una breve vida de Guillermo Rovirosa, sino que he pretendido dar a conocer algo de este gigantesco laico cristiano, crear interés en conocerlo a él y a su obra principal: la HOAC y, sobre todo, difundir su amor apasionado a Cristo y en él, al mundo obrero actual tan enormemente empobrecido.
Antonio Hernández-Carrillo
Consiliario Diocesano de la HOAC y párroco de Pinos Puente
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