"Pensiones, otra vuelta de tuerca"
La nueva reforma del Sistema de Pensiones decidida por el Gobierno incide, como ya viene siendo habitual en otras medidas referidas a los salarios, en reducir los medios de vida de los pensionistas, es decir, en empobrecerlos más; cuando ya de por sí, más del 70% de ellos viven por debajo del umbral de pobreza. Un elemento fundamental, quizá el más importante, que se ignora sistemáticamente, es que la pensión para los trabajadores jubilados es su medio de vida y el de su familia, normalmente su único medio de vida. Hablamos, pues, de la vida de las personas y familias, de lo que exige su dignidad y los derechos vinculados al reconocimiento de la dignidad de las personas.
Pero quienes toman esas decisiones hablan de otra cosa, de algo que llaman “economía”, y que pretenden plantear como algo técnico y científico, pero que nace de aplicar unos principios ideológicos muy concretos. Hay que reducir, sea como sea, la cantidad de dinero público dedicado a las pensiones para desviarlo al pago de los intereses de la deuda (lo primero, según su “economía”) y para incentivar, en lo que puedan, los planes privados de pensiones: el negocio privado.
¿Qué pasa entonces con las personas? Que pagan un precio muy alto: más insuficiencia de muchas pensiones ya de por sí muy bajas para muchos pensionistas. Éste es el gran mal de fondo de este planteamiento ideológico: que considera los derechos vitales de las personas como un simple derivado de la “economía”, en lugar de plantearlos, como es moralmente exigible, desde el reconocimiento efectivo de la dignidad de las personas.
La reforma de las pensiones, que se avecina, supone agravar una injusticia: la que sufren muchos jubilados con pensiones claramente insuficientes. Como la premisa es reducir el dinero público destinado a pensiones, solo se plantea la “sostenibilidad” del sistema en su actual forma de financiación (sin plantear modificarla) y esto en una coyuntura en la que los problemas los crea sobre todo el enorme desempleo. Por eso, como ha dicho el único experto de la Comisión creada por el Gobierno que ha votado no al informe sobre las pensiones, no se habla de otra cosa que es fundamental, la “suficiencia” de las pensiones.
El Papa Benedicto decía: “Se está reduciendo la red de la seguridad social a cambio de la búsqueda de mayores ventajas competitivas en el mercado global, con grave peligro para los derechos de los trabajadores y para los derechos fundamentales del hombre… (CV, 25)
El derecho a una pensión digna está unido al derecho al trabajo, considerado como un derecho humano fundamental, al que se accede por el solo hecho de nacer, sin el cual la persona no puede ser, no puede existir y no puede realizarse.
Frente al economicismo, que se ha convertido en el principio rector de toda la vida, también de la reforma de las pensiones, es necesario reivindicar otra manera de conocer, de plantear y de resolver las cuestiones de las que depende no solo la convivencia, sino la posibilidad de una existencia humana digna, libre y justa, que es lo que ahora mismo está en juego.
Gonzalo Ruiz Ruiz
Militante de la HOAC - Motril.
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