domingo, diciembre 09, 2012

NO ACEPTO NINGÚN PREMIO


 Evangelio en la calle 
         
 En estos días pasados ha aparecido en los medios de comunicación el rechazo de un literato a un premio con su dotación correspondiente de unos cuantos miles de euros. Sé que a mucha gente le ha resultado ejemplar una decisión de tan gran calibre. No todos los días se produce una noticia así. La que se da es justamente la contraria: la concesión de distinciones, honores, medallas, premios, reconocimientos… a distinguidas personalidades que, por lo general, se pirran por ser homenajeados por cualquier motivo. Situarse en el pódium, tarima y escenario es muy deseado en la sociedad de la imagen.

          Por eso, la noticia del rechazo es una raya en el agua y produce choque. He querido saber las razones de la renuncia al premio pero, la verdad es que, pensándolo bien, al final no me han importado demasiado. ¿Por qué? Porque lo que interesa ahora es la no aceptación frente a una sociedad tan complaciente ante los reconocimientos, a veces, tan huecos y tan poco merecidos.


          La postura del escritor nos lleva de la mano a aquél que rechazó de plano toda clase de honores: “Cuando la gente vio aquel signo exclamó: Este hombre tiene que ser el profeta que debe venir al mundo. Jesús de Nazaret se dio cuenta de que pretendían proclamarlo rey. Entonces se retiró de nuevo al monte, él solo(Juan 6, 14-15). “Pilato preguntó: ¿Eres rey? Jesús respondió: Soy rey, tú lo dices. Pero mi reino consiste en ser testigo de la verdad (Juan 18, 37). En otra ocasión dice que cuando seas invitado te pongas en el sitio menos importante (Lucas 14, 10).
         
          El comportamiento contracorriente del novelista y del Evangelio coincide. Sin duda, el mejor reconocimiento que el ser humano puede recibir es el esfuerzo sencillo y humilde de cada día en la lucha por la existencia personal y comunitaria.

          “Ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22, 20) era la petición de los primeros cristianos y es hoy la nuestra: que Cristo nos dé fuerza para cambiar honores por servicios.
        

Antonio Hernández-Carrillo
"TU" número 142

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