Dos
pateras más han sido apresadas durante este fin de semanas en las costa de
Granada. La primera el sábado con 51 personas a bordo y la segunda en la madrugada
del domingo con otras 36.
Continúa
sin descanso el goteo de estas embarcaciones que de cuando en cuando llegan
hasta nuestras costa. Una travesía muy arriesgada alentada por mafias sin
escrúpulos que especulan con la necesidad y las esperanzas de miles de africanos
algunos atrapados por años en las “tierras de nadie” de la frontera sur de Europa.
Exodo de la miseria y del hambre que también de vez en cuando se corona con la
muerte, en aguas cercanas, de personas con nombres y apellidos, con
historias y con familias, vidas truncadas de hermanos nuestros a las que muchas
veces ni queremos mirar por pura impotencia, porque no sabemos qué hacer, o simplemente
por miedo a implicarnos vitalmente en sus historias.
Pero
la realidad es terca, y el rosario continúa … pues la causa última de estos
flujos de miseria, de hambre y de legítima esperanza sigue intacta y no se va
a cambiar por muchas barreras que Europa se empeñe en poner y que en la práctica
solo sirven para hacer más trágicas las historias de estas personas hermanas
nuestras y para disimular la más grande de las fronteras: la segregación de
personas por razones económicas; una situación que clama al cielo y que es
posible revertir empezando por reorientar nuestra mirada y cultivar la compasión
en nuestros corazones.
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