Semana Santa.
Toque de conversión
repetida en el tiempo,
turno de reflexión
reposada y serena.
Es Dios mismo que espera.
Nuestra respuesta es libre,
nuestra llama extinguida
Él la estimulará;
avivémosla orando
y nuestra militancia
incendiará de amores
corazones dormidos
por falta del anuncio.
Es Dios mismo que espera
la palabra hecha sí,
de nuestra vida esclava
por las mil y unas cosas
que distraen la mirada
de objetivos concretos:
Pobres que nos esperan,
Enfermos, que nos llaman,
Parados que suplican,
Mayores solitarios.
¡Ayudas primordiales!
Es Dios mismo que espera
con paciencia de Padre,
quiere hacernos profetas,
signos de su existir.
Gertrudis Ruíz.
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