Queridos amigos y amigas:
La lucha de la activista saharaui Aminetou Haidar no cesa de susurrar en mi mente la frase del evangelio “Nadie tiene más amor que aquel que da la vida por sus amigos”.
Es tiempo de que las Resoluciones Internacionales, de una vez por todas, se cumplan y que el Derecho se instaure en el Sahara Occidental. El sufrido y pacífico pueblo saharaui lleva más de 30 años reclamando lo que en justicia le corresponde. Es una lucha entre un David y un Goliat, pero esperamos confiadamente la justicia final.
Aminetou representa esos valores que actualmente no están en uso: convicción, dignidad, solidaridad, sacrificio. ¿Cómo pueden exigirle que pida perdón al tirano rey de Marruecos? Ahora resulta que debe pedir perdón por haber sido expulsada de su país, por haber sido torturada y vejada durante cuatro años, por pertenecer a un pueblo masacrado durante más de treinta años, por los más de quinientos desaparecidos, por los presos políticos, por los siete detenidos en Casablanca, por los miles de refugiados en Tinduf, por la separación de sus hijos, etc; el torturado debe pedir perdón al torturador, el inocente al culpable.
Su forma de lucha la engrandece mucho más, al haber respondido a sus torturadores con las armas que ellos nunca utilizaron. Los años de cárcel y las torturas la convencen que debe denunciar la violación de los derechos humanos que se cometen diariamente en su país invadido por Marruecos. La mejor forma, la palabra, la no violencia.
Pidamos al Señor que transforme las entrañas de los gobernantes de nuestro planeta en entrañas de misericordia y justicia. Que el Dios Padre de toda la humanidad dé fuerzas y consuelo a nuestra amiga y hermana Aminetou.
Reciban todos y todas un fuerte abrazo en Cristo obrero.
Pino Jiménez. Presidenta Nacional de la Hoac
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