---Allá por el siglo XV, los pobres y los pequeños comerciantes, agricultores y artesanos eran víctimas de la usura. Pedir un préstamo, cuando lo conseguían, era entrar en un camino que conducía a la ruina. Para ayudar a los pobres, los franciscanos crearon los Montes de Piedad. Mediante donaciones, limosnas y colectas formaron un «monto» de dinero que prestaban sin interés alguno, recibiendo como garantía del préstamo una «prenda», que era devuelta al liquidar la deuda. De esta manera se consiguió rescatar de la usura a muchos pobres y trabajadores.
---El éxito de la iniciativa propició que los Montes de Piedad crearan sus Cajas de Ahorro para facilitar el ahorro de las clases trabajadoras y ampliar la capacidad de préstamo del Monte. El cómo las Cajas se fueron alejando de su origen y finalidad para convertirse en una entidad financiera más es algo que excede con mucho el espacio que disponemos, pero debería llevarnos a la Iglesia a realizar una profunda reflexión, pues si bien el Espíritu hace surgir respuestas a los retos que la pobreza y la exclusión nos plantean, nuestras torpezas y racionalidades liberales pueden acabar con ellas. ...
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