domingo, abril 28, 2019

Impulsar la justicia social, promover el trabajo decente. Centenario de la OIT


Nuestra opinión en papel



   En el 2019 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra 100 años de avance sobre la justicia social y la promoción del trabajo decente.

Reúne a representantes de gobiernos, trabajadores y empleadores y se creó en una época de agitación y de rápidas transformaciones en los planos social y tecnológico marcado por las actividades de reconstrucción y recuperación tras los estragos provocados por la I Guerra Mundial. Fue fundada en 1919 en la creencia de que la justicia social es esencial para lograr una paz universal y duradera. Actualmente funciona como agencia especializada de las Naciones Unidas

“Cuando estas tres llaves giran a la vez, cuando gobiernos, empleadores y trabajadores trabajan juntos, las puertas se abren y la justicia social avanza".(Guy Ryder, Director General de la OIT).

De la OIT surge el concepto de TRABAJO DECENTE para reivindicar que el trabajo no es una mercancía. No es un objeto inanimado que pueda negociarse para obtener más ganancias o conseguir el precio más bajo. El concepto de trabajo decente guarda relación con el respeto propio de una persona, así como con su bienestar y desarrollo como ser humano. Las normas internacionales del trabajo velan por que se garantice un camino hacia el trabajo decente.

Los movimientos eclesiales que formamos la ITD (Iglesia por el Trabajo Decente) queremos unirnos a este centenario y mostrar nuestra adhesión al inmenso trabajo que realizan así como al documento especial que han elaborado entorno al centenario y que os invitamos a visitar en su bien elaborada página web.

También hacemos nuestras algunas de las palabras del papa Francisco sobre el trabajo y su centralidad para la vida de las personas “No hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo”. “El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima de la persona”. “¡Cuánto me gustaría ver a todos con un trabajo decente! Es algo esencial a la dignidad humana.”

Recién estrenado el año, el papa Francisco, ha vuelto a reiterar la importancia de abordar una de las plagas de nuestro tiempo: las condiciones de trabajo, ya que si no se protege adecuadamente, pasa de ser un medio de realización humana a una forma de esclavitud., el papa Francisco que probablemente asistirá a la reunión centenaria, mantiene “la esperanza de que la OIT, más allá de intereses particulares, seguirá siendo un ejemplo de diálogo y concertación para lograr sus altos objetivos” de trabajo decente para todos y todas.

La aportación cristiana a este diálogo se está construyendo en diversos foros y con el protagonismo de distintas entidades, entre ellas el MMTC (Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos) al que pertenece la HOAC.

Cuando se creó la OIT para muchos era “un sueño salvaje”. Hoy siguen mirando al futuro con una agenda centrada en el ser humano. Depende de todos nosotros garantizar que con todos los cambios por delante, sigamos comprometidos a trabajar juntos y encontrar soluciones a los desafíos que probablemente se presentarán en el futuro






Carmelo Donado Campos
Presidente de la Hoac de Granada
Publicado en el Ideal de Granada (28-4-19)


domingo, marzo 31, 2019

DEL MARTILLO A LA CRUZ


Nuestra opinión en papel



   El día 25 de Enero de este año, cuatrocientas personas pudimos ver el reportaje de la “memoria histórica” de los cristianos laicos y sacerdotes que, desde la fundación de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) en la década de los cuarenta, motivados por su fe en Cristo, hicieron causa común con la clase trabajadora para compartir su “hambre y sed de justicia” (décadas 1960-1990 especialmente).

Fue una gozada emocionante, recordar, viendo y oyendo, los testimonios de los militantes cristianos, de los curas obreros y de los que, con su predicación en las parroquias y ejemplo de vida pobre y sencilla, promovían la justicia social, sobrellevando vigilancias y multas sin sentido. En el coloquio posterior, uno de ellos dijo atinadamente que el título del reportaje “De la cruz al martillo” había que darle la vuelta: “del martillo a la cruz”, por fidelidad a Jesús de Nazaret, “el hijo del carpintero”, como decían sus paisanos nazarenos.

En Granada, en el barrio de Almanjáyar, hay una parroquia con el nombre de Jesús Obrero. Pues Jesús empezó siendo un trabajador (del ramo de la madera, diríamos hoy). A los treinta años de edad, dejó el trabajo manual para dedicarse a otro trabajo más arriesgado, el de anunciar y realizar entre los pobres ”El Reino de Dios y su Justicia”. Por ir a contracorriente del dios dinero y sus adictos, por convocar una comunidad de discípulos para convivir y por compartir la vida de hijos de Dios en familia de hermanos, superando legalismos hipócritas y meros cumplimientos religiosos y civiles, lo condenaron a muerte en la cruz.

Cuando, haciendo cruces de plata y de oro, vaciamos de sentido la cruz del Cristo pobre y liberador, hay que volver a la autenticidad primera, arriesgándose a sufrir malentendidos, incomprensiones, rechazos, persecución, incluso muerte violenta, por parecernos a Jesús en sus hechos y dichos. Así colaboramos con todos los hombres y mujeres de conciencia justa a hacer un mundo nuevo de hermanos compartiendo dignamente el trabajo y sus frutos, sin opresión, ni explotación, ni manipulación ideológica de ninguna clase.

Empecé a aprender todo esto en la parroquia de Peligros, allá por el año 1966, cuando vinieron a trabajar a mi pueblo dos jesuitas obreros y nos pusimos en contacto con la HOAC, asistimos a sus encuentros de formación, practicamos su método de encuestas (ver, juzgar y actuar), entramos en contacto con los curas diocesanos que querían vivir la opción por los pobres, defendiendo su causa en su labor pastoral en las parroquias, y algunos optando por incorporarse al trabajo manual, codo con codo con los obreros, expuestos como ellos a represalias, multas y cárcel, por defender y practicar el derecho a la libertad de asociación sindical, de pensamiento y de opinión.

Han pasado más de 50 años, y con el papa Francisco que ha optado por una “Iglesia pobre para los pobres” desde el primer día, hoy gozamos con nuestra experiencia acumulada de la militancia obrera cristina, viéndola refrendada tan explícitamente por el mismo sucesor de san Pedro. Seguimos trabajando por la dignidad, la justicia y la equidad en el mundo del trabajo agrícola, industrial, de la cultura y de los servicios, en la igualdad de derechos y deberes compartidos entre varones y mujeres. Gracias a Dios, cada día hay más cristianos que renuevan su fe y se incorporan a la limpia lucha por un mundo nuevo, justo, fraterno y así auténticamente libre.

Ahora, el tiempo de Cuaresma, tiempo más propicio para una conversión más evangélica de toda la Iglesia al servicio desinteresado de toda la sociedad, es una invitación a seguir más de cerca de Jesucristo hasta la cruz, continuando su entrega, empezando por los últimos hasta hacerlos primeros, como él mismo dejó enseñado y practicado.





Francisco Chacón Gómez
Militante de la Hoac de Granada


domingo, marzo 24, 2019

SITUAR EN EL CENTRO LA CUESTIÓN SOCIAL


Nuestra opinión en papel



   Diversas organizaciones eclesiales venimos insistiendo y empeñándonos, con nuestra acción y en el trabajo conjunto en realidades como la Pastoral Obrera y en iniciativas como Iglesia por el Trabajo Decente, en lo importante que es situar en el centro del debate y la preocupación social y política la cuestión social, afrontar la brecha de desigualdad que sufrimos. Es esencial para afirmar la dignidad de cada persona, avanzar en justicia social y en la lucha contra la pobreza y la exclusión, problema central de nuestra sociedad. También los obispos españoles, particularmente en Iglesia, servidora de los pobres, lo han planteado con toda claridad y el papa Francisco insiste constantemente en la defensa del trabajo digno y en la necesidad de una «buena política» que lo haga posible, situando en el centro las necesidades de los empobrecidos y descartados.

Por eso, la HOAC valoramos muy positivamente la Declaración conjunta de los sindicatos CCOO y UGT, presentada el pasado 8 de enero, que muestra la valiosa labor realizada los últimos meses, sus reivindicaciones más importantes y el anuncio de movilizaciones para defenderlas. Estos sindicatos llegaron a un pacto con los representantes empresariales en el Acuerdo de Negociación Colectiva que supone incrementos salariales superiores a la previsión de inflación para recuperar progresivamente los salarios, incidiendo especialmente en los más bajos al pactar un salario mínimo de convenio de 1.000 euros al mes por catorce pagas. En el diálogo social que se abrió con el nuevo Gobierno, tras meses de negociación, se ha llegado a acuerdos en la recuperación de derechos en aspectos tan importantes como recuperar las prestaciones para parados de más de 52 años, medidas del plan de empleo juvenil, recuperar la continuidad de los convenios cuando no son sustituidos por otro, acabar con la prevalencia del convenio de empresa sobre el de sector, la garantía de la aplicación del convenio colectivo en la externalización productiva o subcontratación, medidas de control de la jornada laboral para combatir la utilización fraudulenta del contrato a tiempo parcial…), y en las pensiones: su revalorización según el IPC y revisión de la fórmula por la que se regula el factor de sostenibilidad, así como medidas para aumentar los ingresos de la Seguridad Social, con una nueva lógica para garantizar el sistema de pensiones basada en el incremento de los ingresos y no en el recorte de las pensiones.

Pero los sindicatos se encuentran con que los empresarios son reticentes a cumplir lo pactado, especialmente en lo que se refiere al salario mínimo de convenio, y el Gobierno no firma lo negociado. Por eso plantean movilizaciones que culminarán en un primer momento el próximo 8 de marzo. Lo que plantean los sindicatos es completamente justo. No es todo lo necesario, pero son pasos importantes que, además, fortalecen pilares fundamentales de una sociedad democrática y de una sana política: el diálogo social, la negociación colectiva y el cumplimiento de los compromisos adquiridos a través del diálogo. Sobre todo, nos parece especialmente importante el cambio de orientación política hacia la justicia social en la que insisten los sindicatos en la Declaración: «Las cuestiones sociales deben volver a ocupar el centro del debate social y político, evitando que las controversias territoriales e identitarias oculten la gravedad de la situación social y obstaculicen la toma de decisiones que son necesarias y urgentes».



Carmen Salinas Donaire
Militante de la Hoac de Granada
Publicado en Ideal de Granada ( 25/02/19)

jueves, febrero 28, 2019

LA PALABRA COLMÓ DE SABIDURÍA A TOMÁS


 La Palabra.


Sería bueno que el recuerdo agradecido a Tomás Malagón, forjador de militantes cristianos y consiliario de la HOAC, estuviera cada vez más presente entre nosotros y entre nuestros amigos y amigas. Conservo en mi memoria aquel curso de ¡dos meses! (julio y agosto de 1972) en el que una veintena de consiliarios estuvimos empapándonos en las Rozas de la sabiduría cristológica y social de este sabio y buen sacerdote.

Sin duda que LA PALABRA desmenuzada sabiamente por él en este curso y en otros muchos, nos llenaba de luz para ser más y mejores discípulos y apóstoles de la clase obrera. Sus explicaciones honestas y brillantes estaban rebosantes de amor a Cristo, fidelidad a la Iglesia y solidaridad afectiva y efectiva con los pobres. Eran un viaje de ida y vuelta de Jesucristo (LA PALABRA de Dios) a los últimos y viceversa. Eran una auténtica Teología Social.

Para Malagón toda reflexión sobre el mensaje cristiano había de ser Teología Social porque será integral, comunitaria, encarnada, liberadora de toda esclavitud… Por eso, se enfadaba tanto cuando observaba, lo digo con sus propias palabras, “el aborregamiento, adocenamiento y aburguesamiento cómodo y cobarde tan general” incluyendo el de aquellos que realizan prácticas supuestamente religiosas pero sin conexión con la realidad sufriente del pueblo.

Oigamos LA PALABRA: “Vosotros sois la sal de la tierra…vosotros sois la luz del mundo…Brille de tal modo vuestra luz delante de los hombres que, al ver vuestras buenas obras, den gloria a Dios que está en los cielos” (Mt 5, 13-16).

Esta PALABRA nos sigue dando la mano para que seamos nosotros también sal y luz en nuestro mundo. ¡No dejemos de cogerla con la fuerza que lo hizo este teólogo del mundo obrero!

En nuestra manos vuelve a estar cada día.


Antonio Hernández-Carrillo
 "TU" número 190


domingo, febrero 10, 2019

FRATERNIDAD Y DIÁLOGO


Nuestra opinión en papel



   En nuestra vida política vamos de sobresalto en sobresalto y de disparate en disparate. La situación es cada vez más grave porque, perdidos en medio de disputas estériles y no pocas veces basadas en la mentira, los verdaderos problemas sociales (las desigualdades, la precarización del trabajo y de la vida, el empobrecimiento, la exclusión, el descarte de personas…) siguen sin afrontarse. Estamos instalados en una profunda crisis política, tanto institucional como social, en muchos casos los comportamientos políticos de las personas no van a la zaga del deterioro de las instituciones. No acabamos de darnos cuenta de cómo el neoliberalismo y su idolatría del dinero han socavado de raíz la vida política. El individualismo, radicalmente contrario a lo que las personas somos y necesitamos para construir nuestra humanidad, se ha impuesto como principio práctico de la organización social y económica. En ese contexto crece una preocupante frivolidad y superficialidad política que no ayuda nada a comprender lo que nos pasa, ofrece falsas soluciones que fracturan aún más la sociedad, exacerba el individualismo y el particularismo, nos envuelve en falsas identidades que nos enfrentan, y nos aleja cada vez más de la justicia y del bien común.

     Es posible afrontar esta situación y construir otra realidad. Nos lo dice la vida de personas y grupos que, desde su entrega generosa y cotidiana cercana a la vida de los empobrecidos, construyen de hecho otra realidad mucho más humana. Como señala el papa Francisco: «No todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan». «Hace falta la conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos» (Laudato si’, 205 y 202).

    Pero para ello es necesario cultivar y practicar, al menos, tres caminos fundamentales:

     La fraternidad, porque uno de los mayores olvidos de nuestra vida social y política, raíz muy importante de su crisis, es el olvido de la fraternidad, que se expresa sobre todo en el olvido de los pobres. La atención a los empobrecidos, excluidos, descartados…, es lo único que puede cambiar en sentido humano las instituciones y los comportamientos políticos de las personas.
Las virtudes sociales que pueden humanizar la política, porque son las que hacen posible una vida entregada, lo que nos humaniza es compartir la vida de los otros, caminar juntos.

     La cultura política del diálogo, una nueva ética política que nos permita caminar juntos para buscar respuestas reales a los problemas y necesidades sociales. Un diálogo no para buscar la uniformidad, que siempre es estéril, sino para caminar juntos desde la enriquecedora diversidad. Diálogo que necesita de la humildad del reconocimiento y acogida del otro, de la escucha y del silencio que la hace posible, porque el actual caos político vive del ruido que no deja escuchar a los otros y, sobre todo, no nos deja escuchar el clamor de los pobres. Como señala Francisco, «una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa y sin excluidos» (Evangelii gaudium, 239).




Juan Carrión Romero
Militante de la Hoac de Granada
Publicado en Ideal de Granada ( 27/01/19)

lunes, diciembre 31, 2018

MIS VECINOS MARROQUÍES


 La Palabra.


Mis vecinos de enfrente son marroquíes. Están jubilados. En el piso segundo vive una pareja: él, de etnia gitana y temporero del campo y ella tangerina, trabajadora del hogar. Otro vecino, también de Marruecos, adecenta juguetes viejos y los vende. Compramos en una frutería regentada por árabes y el supermercado más barato, y que más vende en el barrio, es de paquistaníes. En las inmediaciones existe un kebab la mar de visitado. Los colegios de alrededor tienen un porcentaje elevado de hijos de migrantes.

El domingo pasado organizaron las distintas asociaciones juveniles una marcha por la dignificación del barrio (“Acortando Distancias” la llamaron). En la fiesta final de la misma pude observar infinidad de razas, colores de la piel, canciones y bailes del “mundo mundial”. Tenemos “una Mesa para el Diálogo de las Religiones” en la que un número considerable de representantes de las distintas comunidades religiosas dialogamos sobre nuestra aportación contra todo tipo de exclusión y a favor de la convivencia y justicia.

Las condiciones laborales perturban y afean la vida de estas barriadas pobres porque muchos de nuestros vecinos o no encuentran trabajo o lo tienen en condiciones inhumanas.

¡Qué luz tan brillante (parecida a la que recibieron los pastores con el nacimiento de Cristo) proyecta LA PALABRA sobre las situaciones descritas!: “Amad al forastero, porque vosotros fuisteis emigrantes en el país de Egipto” (Dt 10,19). “Ya no sois extranjeros o forasteros, sino conciudadanos del pueblo de Dios, sois familia de Dios” (Ef 2,19). “Fui forastero y me acogisteis” (Mt 25, 35).

¡Paremos a los xenófobos y la antievangélica aporofobia! ¡Ojo! Convivencias así de corrientes e integradoras se están dando continuamente en todos los barrios. ¡Animaos a contarlas! Es necesario recrearlas, mejorarlas, difundirlas.

¡Tú, sí, también tú, puedes hacer mucho!



Antonio Hernández-Carrillo
 "TU" número 189


martes, diciembre 18, 2018

Con trabajo digno no hay pobreza


Nuestra opinión en papel



   Vivimos profundas transformaciones que están afectando a la forma de entender y organizar el trabajo. Hemos pasado del trabajo fijo y de calidad a un trabajo caracterizado por la precariedad, temporalidad, pérdida de derechos laborales y segmentación del mundo obrero. Crece como fenómeno nuevo el número de trabajadores pobres y sin techo. Nuestra sociedad es más pobre y desigual y la calidad de vida de la mayoría de la población se ha reducido por la bajada de salarios, el alto nivel de desempleo, la precariedad del empleo y los recortes sociales.

    A los pobres se les responsabiliza y culpabiliza de su situación por no esforzarse para salir o adaptarse a ella. Así parece que la injusticia no existe y las salidas se buscan individual y no colectivamente. Este planteamiento culpabilizador y de indiferencia justifica lo que está ocurriendo con millones de trabajadores expulsados del mercado de trabajo y con las personas que huyen de sus países por hambre o guerra buscando una vida más digna.

    El capitalismo ha triunfado al poner en el centro de la vida social a la economía, al dinero, subordinando todo lo demás a las necesidades de su funcionamiento: el trabajo, la familia y la persona. Desde esta concepción economicista la persona es convertida en un instrumento más de la producción. Cuando el trabajo está al servicio de la rentabilidad económica y no de la persona y sus necesidades, se abren las puertas a la “exclusión” a la “cultura del descarte de personas”. Por eso el Papa Francisco no para de denunciar que “este sistema mata”, porque el trabajo es una capacidad del ser humano y por ello inseparable de quien trabaja. Al convertir en objeto a quien debe ser sujeto se provoca la ruptura del ser humano y se profana su dignidad.

    El trabajo es la clave imprescindible de la humanización y de la integración de todo. Para la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) esta transformación tiene una dimensión antropológica fundamental porque va diluyendo nuestra humanidad, dificulta la vida de millones de personas y la colaboración por la existencia y la vida de comunión, pasando el trabajo de ser un bien para la vida a ser un bien para la producción, convirtiéndolo en instrumento de confrontación y competitividad.

    El principal reto que tenemos es reconstruir al ser humano, recuperar el sentido de su existencia, del trabajo humano, de las relaciones sociales, de la moral y de la ética para que el “bien estar” se sustituya por el “bien ser”. Necesitamos:

  • Entender de otra manera nuestra humanidad incorporando la misericordia y la confianza en el ser humano que el sistema capitalista ha eliminado. Necesitamos personas con la mano tendida, la palabra dispuesta y el oído abierto.
  • Ayudar a redescubrir la dignidad inviolable de cada persona humana. Es la tarea central y unificante del servicio que la Iglesia y los laicos debemos prestar a la familia humana, haciendo realidad el sueño de Dios: que todos los seres humanos vivan en plenitud.
  • Construir una nueva mentalidad y cultura del trabajo decente luchando por el reconocimiento de los derechos laborales y sociales, defendiendo el trabajo digno para todos.
  • Colaborar al cambio de las instituciones para que las administraciones, organizaciones sindicales y políticas pongan en el centro de sus acciones y políticas las necesidades de los empobrecidos, empoderándolos y restituyéndoles su dignidad.
  • Finalmente, fomentar el consumo responsable y respetuoso con el medio ambiente, sancionando mediante leyes y opciones de consumo las prácticas y empresas que buscando su enriquecimiento, atenten contra el bien común.


Maria José Rodríguez Moreno
Militante de la Hoac de Granada
Publicado en Ideal de Granada ( 19/12/18)

viernes, noviembre 16, 2018

REFLEXIÓN Y PREGUNTAS ANTE LAS ELECCIONES ANDALUZAS


Nuestra opinión en papel



Seguimos inmersos en una realidad de empobrecimiento y desigualdad social que, lejos de desaparecer, sigue estando presente en todos los ámbitos. Seguimos manteniendo niveles de paro, precariedad, exclusión y falta de derechos sociales similares a los momentos más duros de estos últimos años. La crisis ha conseguido profundizar las desigualdades y condenar a la exclusión a personas y familias cuyas rentas han disminuido hasta desaparecer. Además la falta de participación en los problemas de nuestros vecinos, de nuestros compañeros y de implicación en la defensa y exigencia de nuestros derechos, ha restado democracia real a la ciudadanía. Estamos inmersos en una economía y en una cultura del descarte (EG 53), como afirma el papa Francisco. Ésta es la constatación de los militantes de la HOAC desde nuestros pueblos y barrios de Andalucía. Podíamos poner cientos de hechos de esta realidad tan desoladora para los pobres.

Esta situación nos lleva a la necesidad ineludible de la participación de todos y todas en la búsqueda del bien común, en la toma de decisiones, en el cambio de políticas y de proyecto social, económico y cultural buscando otro mundo que nos permita convivir desde otras claves y donde la persona, especialmente los más pobres, estén en el centro de la preocupación de las instituciones.

Como Iglesia en el Mundo Obrero, movidos por el Evangelio de Jesús y la Doctrina Social de la Iglesia, la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) pretendemos sencillamente hacer algunas preguntas ante las próximas elecciones. Como dice el Papa en “Laudato si”: “Sabemos que las cosas pueden cambiar” (13) y por eso: “Lo que está ocurriendo nos pone ante la urgencia de avanzar en una valiente revolución cultural” (114).

Decimos, con el Papa Francisco, “NO a una economía de la exclusión y la inequidad. Esa economía mata… Como consecuencia grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas, sin trabajo, sin horizontes, sin salida” (LS 53). “Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema” (EG 202).

Desde esta perspectiva tan evangélica y actual, hagámonos algunas preguntas ante las distintas propuestas de los partidos para las elecciones:

  1. ¿Priorizan necesidades vitales de las personas y las familias y la creación de empleo decente por encima de otros intereses?
  2. ¿Proponen y aplican leyes laborales que favorezcan el respeto a la dignidad del trabajo y la dignidad de la persona? ¿Combaten los accidentes y enfermedades del trabajo? ¿Van a luchar contra la precariedad laboral, el paro y la exclusión teniendo en cuenta la realidad de los 93 barrios ignorados de Andalucía?
  3. ¿Promueven sus programas un tejido empresarial y productivo al servicio de la sociedad y sus necesidades reales?
  4. ¿Priorizan el gasto público y una fiscalidad justa para mantener servicios dignos en salud, educación, vivienda, dependencia, servicios sociales? ¿Hay en la práctica un apoyo a las familias especialmente las más desfavorecidas? ¿Pagarán más impuestos las rentas más altas para contribuir al bien común?
  5. ¿Dan vida a una producción y una economía que cuide el bien común, el medio ambiente y la paz favoreciendo un consumo más humano y justo?
  6. ¿Trabajan para que las instituciones andaluzas sean transparentes, estén al servicio de todos los ciudadanos, favorezcan la participación de todas y todos en sus decisiones y métodos para hacer en la práctica una democracia más auténtica?

Finalmente, preguntémonos: ¿De qué programa político están más cerca los parados, los sin techo, los emigrantes, los trabajadores precarios, los desahuciados de sus viviendas, los pensionistas…?


Maria Dolores Megina Navallo
Presidenta de la HOAC de Andalucía
Publicado en Ideal de Granada ( 16/11/18)
y reproducido en www.hoac.es


miércoles, octubre 31, 2018

RESPONDER AL GRITO DE LOS POBRES


 La Palabra.


Con esta reflexión comienza una nueva sección del TÚ y, al llamarse La Palabra, no está mal que comencemos citando la Carta a los Hebreos (4, 12-13) en la que se elogia a La Palabra como viva, eficaz, valiente, punzante y reveladora de verdad.
Acudimos ahora a ella, a algunas de las citas que hace el Papa Francisco en su Mensaje para la II Jornada Mundial de los Pobres. La Palabra a favor de los pobres empapa este documento.

El Papa comienza con un Salmo (34): “Este pobre gritó y el Señor lo escuchó”. El pobre transforma la palabra por su grito y el Señor no solo le escucha sino que le responde y libera no por un “acto de delegación” sino “con atención amante”.

Francisco afirma: “Bartimeo es un pobre que se encuentra privado de capacidades fundamentales, como son la de ver y trabajar. ¡Cuántas sendas conducen también hoy a formas de precariedad! La falta de medios básicos de subsistencia, la marginación cuando ya no se goza de la plena capacidad laboral, las diversas formas de esclavitud social, a pesar de los progresos realizados por la humanidad… Cuántos pobres están también hoy al borde del camino buscando dar un sentido a su condición. Muchos se preguntan cómo han llegado hasta el fondo de este abismo y cómo poder salir de él. Esperan que alguien se les acerque y les diga: Ánimo. Levántate, que te llama” (Mc 10, 46-52).

Siguiendo con citas de La Palabra, el Mensaje de la Jornada Mundial invita a sentar en nuestras mesas a los hambrientos, a aliviar situaciones inhumanas, a que los pobres nos evangelicen y a que “los verdaderos protagonistas sean el Señor y los pobres”.

“¡Nos queda La Palabra!”



Antonio Hernández-Carrillo
 "TU" número 188


domingo, octubre 07, 2018

"Cuadros de una Indignación" con motivo del 7/Oct 2018


   En Granada, acogidos por la comunidad parroquial de Santo Tomás de Villanueva, con motivo de la celebración de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, organizado por la plataforma Iglesia por el Trabajo Decente, ha tenido lugar en la mañana del domingo día 7 de Octubre un acto de denuncia y reivindicación que ha girado en torno a cuatro "Cuadros de una Inginación" que nos han ayudado a introducirnos en cuatro ejemplos de la indignidad y la precariedad que cada vez más caracteriza el actual mundo del trabajo.

   El Acto ha concluido con la celebración comunitaria de la Eucaristía en la que hemos compartido la preocupacion de la Iglesia con esta realidad empobrezida del Mundo Obrero y nos hemos comprometido a seguir trabajando para revertir estas situaciones hacia un Trabajo Decente, como Dios manda.  



sábado, septiembre 22, 2018

CALAHONDA 2018. Fiesta y Trabajo de la HOAC de Granada.


   La HOAC DE GRANADA arranca el curso, con su habitual convivencia de final de verano en Calahonda, en esta ocasión preocupada por la creciente precariedad que predomina cada vez más en el mercado laboral. 

     Ha sido un fin de semana de convivencia y trabajo pues en un ambiente siempre familiar y cercano ha sido posible conocer el testimonio, de trabajo y precariedad, de una joven trabajadora Jocista de Granada, una inmigrante de Ecuador que lleva 16 años entre nosotros y de un joven de Guinea Conacki recién llegado en patera al puerto de Motril. La lectura creyente de estos testimonios quiere ser el hilo conductor de las programaciones que en las próximas semanas todos los equipos de la diócesis habrán de concretar para, en coherencia con el evangelio, buscar la reversión de esta realidad sangrante del mundo obrero de nuestro entorno.







martes, agosto 07, 2018

Por una #AcogidaDigna en la Frontera Sur


 
Diversas entidades sociales de diferente signo y orientación, entre las que se cuenta la HOAC de Granada, con una presencia significativa en Motril, han iniciado una campaña para exigir una acogida digna de los inmigrantes que llegan a Europa. Las entidades que apoyan el manifiesto exigen a las distintas administraciones que dediquen los medios económicos y humanos suficientes para garantizar una acogida digna y acorde a los Derechos Humanos.

Desde hace meses y de forma más reiterada en las últimas semanas, centenares de personas migrantes han pasado del encierro de 72 horas a ser liberadas en estaciones de autobuses de diferentes ciudades sin ofrecerles ningún tipo de recurso o información. La situación más reciente se ha dado en Málaga el 24 de julio, pero también pasó en Granada el 28 diciembre, en San Sebastián el 18 junio, y en Madrid el 2 febrero. Paco Cuevas (CNT Andalucía) nos contaba de primera mano la situación que están viviendo en el pabellón de acogida de jerez y cómo la ciudadanía se está organizando para crear redes y apoyar a las personas que llegan desde el Mediterráneo.

Las ciudades que reciben a personas migrantes -y muy especialmente aquellas que se declararon “ciudades de acogida”- deben garantizar el acceso de estas personas a los recursos públicos, habilitando espacios para su acogida, acceso a la atención sanitaria y todas las intervenciones necesarias para posibilitar su inserción social.

Las comunidades autónomas deben garantizar la protección de los y las menores que llegan o pasan por su territorio sin acompañamiento, con instalaciones adecuadas, personal capacitado suficiente para su atención, la tramitación eficaz de la tutela y la escolarización de las personas menores en la mayor brevedad posible. El Gobierno de España debe asegurar una acogida respetuosa con los derechos de las personas que llegan hasta nuestras costas, brindando instalaciones adecuadas, atención jurídica individualizada, servicio de traducción, atención sanitaria y psicológica suficiente, así como atención a situaciones de especial vulnerabilidad, dedicando mayores recursos económicos y humanos para atender la situación de desastre humanitario que se está produciendo en la Frontera Sur de Europa.

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martes, julio 17, 2018

La capacidad transformadora de lo cotidano


Nuestra opinión en papel



¿Cuántas veces nos hemos preguntado cómo es posible que a pesar de las luchas, de las manifestaciones, de las horas y de los esfuerzos dedicados a fondo perdido en el sindicato, en el partido, en la asociación, pareciera que nada cambia? ¿Cómo es posible que el empeño desarrollado durante años por mucha gente buena y sacrificada da la impresión de que poco incide en el cambio de las estructuras, empresas, instituciones, … que por el contrario continúan en sus trece, al servicio de los grandes intereses, descartando cada vez a más personas?

Muchas son las razones que se pueden aducir para tratar de explicar estas apreciaciones, sin embargo yo quisiera fijarme en una concreta de ellas: ¿no será que lo que construimos “a plena luz del día” con voluntad, esfuerzo y conciencia lo deshacemos “por la noche” con nuestros propios hábitos cuasi inconscientes, económicos y sociales? Es decir, ¿no será que en el fondo nos falta coherencia militante entre lo que defendemos públicamente y que luego hacemos en el ámbito privado? y como consecuencia ¿no terminamos haciendo el mal que aborrecemos en lugar del bien que anhelamos? (Rom.7,19)

¡Cuánto daño hacen estas pequeñas incoherencias nuestras, en lo cotidiano de nuestras vidas de personas normales y corrientes! No caemos en la cuenta del enorme potencial transformador que la agregación de millones de insignificantes decisiones económicas y sociales termina provocando. Por ello la Iglesia nos recuerda que “es bueno que las personas se den cuenta de que comprar es siempre un acto moral, y no sólo económico.” (Caritas in veritate,66), y que “Las mismas reflexiones deben hacerse en relación a la gestión de los propios ahorros, dirigiéndolos, por ejemplo, hacia aquellas empresas que operan con criterios claros, inspirados en una ética respetuosa del hombre entero y de todos los hombres y en un horizonte de responsabilidad social” (Documento del Vaticano Oeconomicae et pecuniariae quaestiones,33)

Si la coherencia es fundamental en todas las facetas de nuestra vida, lograr que esta también abarque el universo de nuestras pequeñas decisiones económicas, es hoy, más que nunca, la verdadera prueba de que vamos en serio en nuestro empeño por construir una realidad más humana. A esta tarea estamos todos invitados y como militantes de HOAC especialmente llamados a reflexionar “… ahora sobre lo que tenemos y sobre nuestro consumo, qué uso hacemos de nuestros bienes, hacia qué o quién van dirigidos, qué o quién se beneficia de lo que vamos adquiriendo. Reflexionemos también sobre nuestro ahorro. Lo que comemos, lo que llevamos puesto, lo que conducimos, nuestro banco, la energía que consumimos, a qué dedicamos nuestro tiempo... todo refleja las opciones que hemos ido tomando en nuestra vida.” (La comunión de bienes con el mundo obrero empobrecido, Noticias Obreras, nov. 2017)

Para construir comunión hemos de alinear nuestros hábitos económicos con nuestras ideas y cuando así lo hacemos influimos decisivamente en dos direcciones importantísimas para hacer verdad lo que pretendemos. Por un lado, estamos apoyando proyectos y empresas verdaderamente transformadoras que podemos encontrar hoy en casi todos los ámbitos. Pero además, estamos lanzando un mensaje a la “economía convencional” que sin duda va a captar y que más tarde o más temprano le hará cambiar en su empeño de que estos trasvases de demanda no terminen impactando significativamente en sus cuentas de resultados.

Miguel Salinas Donaire
Militante de la Hoac de Granada
Publicado en Ideal de Granada ( 11/07/18)
y reproducido en www.hoac.es


jueves, mayo 31, 2018

ORACIÓN Y TRABAJO: TE ESTÁ CANTANDO EL MARTILLO


 Evangelio en la calle.


Te está cantando el martillo,
y rueda en tu honor la rueda.
Puede que la luz no pueda
librar del humo su brillo.
¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a mediodía,
Dios en la dura porfía
de estar sin pausa creando,
y verte necesitando
del hombre más cada día!

Quien diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde;
decid, si preguntan dónde,
que Dios está -sin mortaja-
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amén.


Al querer hablar del trabajo y la oración se han ido mi corazón y mi cabeza, casi sin darme cuenta, a este himno litúrgico tan tradicional y conocido de la Iglesia. Y me dije yo: Qué más y mejor que utilizar esta bella combinación poética, llena de fervor, ternura, teología del trabajo, melodía, imaginación, afán de lucha y todo.

Empieza por hacer alabar (cantar) a las mismas herramientas: el martillo, la rueda, su movimiento y el humo. A continuación mezcla con gracejo y soltura el trabajo de Dios y del hombre como si estuvieran en competencia (dura porfía) para hacer creadores a los dos, describiendo a Dios como necesitado del hombre. El sudor está repartido, entroncado, sudado por ambos. ¡Qué dignidad para Dios y para el hombre! Dios Creador y recreador en el ser humano.

¿Cómo se puede afirmar que Dios ha muerto? Él sigue vivo (despierto) en su tarea constructora. Pero, ¿dónde lo encontramos? No en la lejanía (desierto o montaña) sino que su Presencia luminosa ahora se manifiesta (está) en el trabajo de la mujer y del hombre. En ellos se encuentra el Dios Creador del cielo y tierra. Repito: en sus trabajos y corazones está Dios.

La conjunción y configuración poética trabajador-Dios, oración-actividad, cielo-tierra, belleza-esfuerzo hace que hasta el martillo, la rueda y el humo sean la luz del Señor.

¡El trabajo como Dios quiere es una grandiosa oración!


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Antonio Hernández-Carrillo
 "TU" número 186


martes, mayo 29, 2018

TÚ PUEDES HACERLO POSIBLE

Nuestra opinión en papel



Vivimos en la sociedad del bienestar. Desde el gobierno se repite machaconamente que estamos saliendo de esa crisis que ha destrozado a miles de personas y familias. Por el contrario, los sindicatos y partidos de la oposición insisten en que la riqueza no llega a las familias, ni a los trabajadores. Cáritas e Intermon Oxfam nos advierten que la desigualdad crece en los últimos años, acumulándose la riqueza cada vez en menos manos, mientras la pobreza se va generalizando (tanto a nivel nacional como internacional), y hoy se puede ser trabajador y ser pobre o sin techo.

Como nos recordaba S Juan Pablo II en L.E, 2: “El trabajo, en cuanto problema del hombre, ocupa el centro mismo de la «cuestión social”, dicho de otra manera, “la cuestión social se ha convertido en una cuestión antropológica” al reducir a la persona trabajadora a un instrumento o mercancía más. Es lo que el Papa Francisco llama “una economía y una cultura del descarte (EG 63), que prescinde de muchas personas, trabajadores, porque no los necesita, no son rentables, o los usa y los tira como si fueran artículos descartables (¿No ha ocurrido esto con muchos inmigrantes y trabajadores?).

El economicismo se ha adueñado de la vida social y económica y se ha convertido en cultura, desplazando del centro de la vida al ser humano y poniendo en su lugar la rentabilidad económica, el dinero (EG 55). Esto se concreta en la vida cotidiana, en la búsqueda del bienestar individual, entendido como acaparar indefinidamente bienes y servicios despreocupándonos de lo que pasa a nuestro alrededor. Es una economía que descarta lo humano, produce empobrecidos, deshumanización y devora la naturaleza entera sin importarle la preservación. El modelo social y cultural en el que vivimos genera relaciones sociales injustas, empobrecidos y un tipo de persona alejada de lo que es más propio de su humanidad. Devastación social y humana que dificulta la construcción de relaciones sociales justas, deforma el sentido de nuestra existencia, devalúa la sagrada dignidad del ser humano y sus actividades: trabajo, economía, política etc.

Ante esta realidad no basta solo con reivindicar el trabajo decente, sino que debemos reconstruir al propio ser humano, porque está herido de muerte. Hay muchas personas y colectivos, creyentes o no, comprometidos en esta tarea. En la HOAC también, proponemos medidas que están al alcance de cualquier persona y animamos a que tú también lo hagas posible:

1. Acompañar la vida de las personas (compañeros, familiares, vecinos…). Esto solo será posible si conocemos lo que les ocurre, si estamos junto a ellas, si compartimos sus preocupaciones, sufrimientos, anhelos y esperanzas, los bienes, el tiempo y el saber.
El paro y la precariedad hunde a las personas hasta anularlas. Ayudarles a recuperar su dignidad y capacidades, es hacerlas dueñas de su vida y a nosotros nos posibilita avanzar en un proceso de humanización fraternal.

2. Colaborar al cambio de mentalidad: soñar en el mundo que nos gustaría es el primer paso hacia lo imposible de hoy que… mañana será realidad. De este sueño nació el movimiento obrero que logró impulsar la solidaridad y las mejoras de vida y trabajo para todos. Fomentar el tejido social, la solidaridad y el protagonismo de las personas frente al individualismo nos hace más humanos.

3. Colaborar al cambio de las instituciones trabajando para que se fortalezcan las organizaciones (partidos, sindicatos, asociaciones) y para que pongan en el centro de su acción a la persona humana (especialmente a los más empobrecidos) y al bien común.

4. Invitar a experimentar y hacer visibles nuevas formas de vida más fraternales y solidarias que nos hacen más felices y humanos.





Mª José Rodríguez Moreno
Militante de la Hoac de Granada
Publicado en Ideal de Granada ( 25/05/18)


sábado, mayo 19, 2018

RECUPERAR LA CENTRALIDAD DE LO HUMANO

Nuestra opinión en papel



En su encíclica sobre el trabajo humano, san Juan Pablo II decía que el primer fundamento del valor del trabajo es la persona, su sujeto. Todo en el trabajo debe estar al servicio de que la persona pueda realizar su ser y vocación. Por eso, todo en la economía debe estar al servicio de la persona y su trabajo. Sin embargo, se ha producido una gran alteración del orden justo y humano, y el trabajo (la persona trabajadora) ha sido sometido a la rentabilidad. Por eso san Juan Pablo II insistió tanto en la necesidad de empeñarnos por el trabajo digno y por recuperar la dignidad del trabajo. Desde esa perspectiva valoró enormemente el movimiento obrero como «reacción contra la degradación de la persona como sujeto del trabajo» (LE 8).

El 1º de Mayo, como expresión de esa histórica aspiración del movimiento obrero de afirmar a la persona en un trabajo con sentido humano y, para ello, realizado en condiciones justas y dignas, pone hoy ante nosotros la importancia decisiva de no resignarnos, de ser capaces de soñar y desear otra realidad en el mundo obrero y del trabajo, y de empeñarnos en construirla con nuestra vida y acción. Porque la degradación de la persona como sujeto del trabajo es hoy terrible.

Como denunciamos desde la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente en el manifiesto con motivo del 1º de Mayo, lo que se denomina «recuperación económica» se está construyendo degradando aún más el trabajo humano. Esa degradación lo que sitúa a muchas personas y familias en una gran vulnerabilidad y exclusión social. Hay que sumar esfuerzos por un trabajo decente. Y ello pasa por cambiar de raíz la lógica inhumana que hoy nos domina. El trabajo digno y la dignidad del trabajo no son posibles si, como ocurre ahora, se consideran el trabajo y la vida de los trabajadores como derivados de la economía que deben adaptarse a las exigencias de la rentabilidad. Se trata, al contrario, de cuidar a la persona para hacer posible una economía al servicio de todos y de un trabajo digno y con sentido humano.

Desde esa misma perspectiva, la HOAC ofrecemos, en torno a la celebración del Día de la HOAC, un conjunto de propuestas concretas para dar centralidad a lo humano, desde la implicación de todos y todas, en la vida cotidiana del mundo obrero y del trabajo. Porque entendemos que la cuestión social se ha convertido radicalmente en una cuestión antropológica (Benedicto XVI) porque las personas del mundo obrero y del trabajo hemos sido reducidas a instrumentos. Es el predominio de lo que el Papa Francisco llama una economía y una cultura del «descarte»: se descartan personas porque se ha expulsado a la persona del centro de la preocupación y decisiones de la vida económica, y en su lugar se ha puesto la «idolatría del dinero», la rentabilidad, y el bienestar individual entendido como acaparar bienes y dinero. Eso es lo que genera empobrecidos y un tipo de persona alejada de lo que es más propio de su humanidad, provocando una enorme devastación social y humana. Por eso, la lucha por el trabajo decente no puede limitarse solo a un proyecto reivindicativo de mejora de las condiciones de trabajo; precisa, además y de forma decisiva, de una reconstrucción del ser humano, del sentido de su existencia y del trabajo humano, de las relaciones sociales y humanas, de la moral y la ética necesarias para que el bien ser sustituya al bien estar como proyecto de realización humana, de la política, del sindicalismo, la economía y la empresa.



Gonzalo Ruiz Ruiz
Militante de la Hoac de Granada y Presidente de la Hoac General
Publicado en Ideal de Granada ( 08/05/18)


domingo, abril 29, 2018

1 MAYO 2018: SUMANDO FUERZAS POR UN TRABAJO DECENTE




1º de Mayo. Primera celebración conjunta de organizaciones de Iglesia. Reclaman situar a la persona en el centro de la vida política y económica, conciliar vida laboral y familiar, y fortalecer el acceso a derechos sociales; y convocan diversas actividades públicas para promover el trabajo decente.

Con motivo del 1º de Mayo, las entidades promotoras de la iniciativa «Iglesia por el Trabajo Decente» (ITD), han difundido un manifiesto, en el que denuncian el «injusto marco laboral y social» actual de nuestro país y «la falta de trabajo decente para todas y todos en nuestra sociedad». Anuncian, a su vez, la convocatoria de Eucaristías «en acción de gracias por el don del trabajo humano y como signo de solidaridad con quienes sufren la deshumanización del trabajo».

Aseguran, además, que «el sistema configura una sociedad donde el trabajo no es un bien para la vida sino un instrumento al servicio del capital por encima de la persona» y donde «la deshumanización del trabajo sitúa a la persona en una peligrosa situación de vulnerabilidad y exclusión social».

Los datos socioeconómicos constatan esa denuncia. Un chequeo del estado del trabajo decente en España arroja las siguientes cifras:

■ Desempleo. 3.766.700 personas paradas (EPA 2017).
■ Calidad. Tasa de temporalidad: 26,7%. Tiempo parcial involuntario: 57,3% (EPA 2017).
■ Pobreza laboral. Afecta a casi 13 millones de personas. El porcentaje de trabajadores pobres de 18 a 24 años ha pasado del 7% en 2007 al 21% de 2014. (Informe de emancipación juvenil en España 2016).
■ Redes de protección. La tasa de cobertura de parados con prestaciones es del 56% (EPA 2017). Unas 4.716.000 pensiones, la mitad del total, están bajo el umbral de la pobreza, es decir, son inferiores a 684€ mensuales (Informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza, EAPN).
■ Salarios. El salario medio anual es, en el caso de las mujeres, 20.051,58 euros; el de los hombres, 25.992,76 euros (Encuesta Anual de Estructura Salarial Año 2015, INE, junio 2017).
■ Seguridad y salud laboral. Los accidentes en jornada de trabajo fueron 503.749 en 2017, un 4,9% más que el año anterior). De ellos fueron siniestros mortales 484 (+1,7%) (Avance estadístico del Ministerio de Empleo y Seguridad Social 2017).
■ Participación de los trabajadores. El 51,3% de los asalariados no tiene representante sindical en la empresa (Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo. 6ª EWCS – España 2015).
■ Descanso. El 22,4% de los ocupados trabaja más de 40 horas a la semana. El 33% trabaja en domingo, una o más veces al mes. El 24,6% tiene un horario que no se adapta a sus compromisos familiares y personales (Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo. 6ª EWCS – España 2015).

¿Qué historias se esconden detrás de estas cifras? El testimonio de Daniel, un trabajador de reparto a domicilio, es elocuente.

«Llevaba tiempo sin trabajo. Me fijé en los repartidores que veía con las bicis… Te das de alta en autónomo. Antes de empezar a trabajar tienes que pagarles 100€ de fianza por el material. Para la empresa no somos trabajadores sino “colaboradores”. Te asignan las horas de trabajo a la semana que les convenga, nunca lo sabes y nunca las que quieres trabajar. «El salario —prosigue Daniel— era de 8,50€ la hora para las motos y las bicis 8€, incluido el IVA. La media de horas que te dan a la semana eran unas 20. Hay que restar el IRPF, el gasto del autónomo y los gastos derivados de la bicicleta o de la moto… Al final, en neto se queda en 5€/hora, o incluso menos. Ahora, se pasa a cobrar por pedido: 4€ el pedido.

En su manifiesto, las entidades recuerdan lo señalado por los obispos españoles en el documento Iglesia, servidora de los pobres, donde se afirma que «la política económica debe estar al servicio del trabajo digno. Es imprescindible la colaboración de todos, especialmente de empresarios, sindicatos y políticos, para generar ese empleo digno y estable, y contribuir con él al desarrollo de las personas y de la sociedad. Es una destacada forma de caridad y justicia social».

Junto a la denuncia de la realidad, el manifiesto incluye varias reivindicaciones y propuestas, como que:

■ La persona se sitúe en el centro de la vida política, de las relaciones laborales y del trabajo.
■ La protección del derecho al trabajo decente posibilite un desarrollo integral de la persona, donde el trabajo sea generador de dignidad para la vida.
■ Igualdad de oportunidades y trato para todos los hombres y todas las mujeres.
■ El trabajo permita desarrollar nuestra vocación y aportar nuestros dones a la construcción de la sociedad desde el bien común.
■ El reconocimiento del trabajo reproductivo, que ponga en valor aquellos trabajos de cuidados que posibilitan y sostienen la vida.
■ Seguridad y salud con unas condiciones laborales que no atenten contra la integridad física y psíquica de la persona.
■ Libertad en la empresa para que, como personas expresemos nuestras opiniones, podamos ejercer nuestro derecho a organizarnos colectivamente y participemos de las decisiones que afectan a nuestras vidas.
■ Conciliación real laboral y familiar, mediante la creación de ritmos y mecanismos que posibiliten el desarrollo integral de la persona.
■ El acceso a los derechos para una vida digna, como sanidad, vivienda, educación, o protección social entre otros, no esté condicionado a tener o no un trabajo.

Documentos de interés 

■ Manifiesto 1 Mayo 2018. Sumando fuerzas por un trabajo decente. (pdf)
■ Sigue la conversación en redes sociales con la etiqueta #SINTrabajoDecente


lunes, abril 09, 2018

LA MIRADA DE JESÚS A LA CREACIÓN


 Evangelio en la calle.


¡La forma de situarse que tuvo Jesús de Nazaret ante la creación la podemos describir como tierna, educativa, itinerante, amistosa y transformadora. Vamos a presentarla desde estos puntos de vista a través de algunos textos del Evangelio con un pequeño comentario que fluye fácilmente. ¡Cuánta ternura y belleza se desprenden de estos dos textos!: “¿No se venden cinco pájaros por muy poco dinero? Y, sin embargo, Dios no se olvida ni de uno solo de ellos” (Lc. 12, 6) y éste otro: “Fijaos en las aves del cielo; ni siembran ni siegan ni recogen en graneros, y, sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta” (Mt. 6, 26).


Nuestro Maestro enseña a sus discípulos a pensar y aprender de la madre naturaleza: “Levantad los ojos y mirad los campos, ya están listos para la siega” (Jn 4,35). Y: “El reino de los cielos es como una semilla de mostaza que un hombre siembra en el campo. Es más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas y se hace un árbol" (Mt. 13,31). Mirada educativa.

Jesucristo fue el profeta itinerante por excelencia. Anduvo continuamente por pueblos, ciudades, caminos...: “Caminaba por pueblos y aldeas predicando y anunciando el reino de Dios” (Lc 8,1). No es lo mismo mirar la creación desde la comodidad que hacerlo sin tener “donde reclinar la cabeza”. La mirada itinerante te lleva a no instalarte y a ver en la creación algo que se construye desde el ajetreo.

Él no aparece como un profeta apartado del mundo o enemigo de las cosas agradables, sino como amigo de la vida. Refiriéndose a sí mismo expresa: “Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen que es un comilón y borracho” (Mt 11,19).

Y finalmente su mirada a la realidad fue la de un trabajador con todo lo que lleva el trabajo de transformación y colaboración con la creación: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María?” ((Mc 6,3).

Si miramos como Jesús miraba la creación, ¿mejoraría o cambiaría nuestra mirada en la familia, asociación, trabajo?


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Antonio Hernández-Carrillo
 "TU" número 185